miércoles, 23 de octubre de 2013

Esa esquina

Parece de ellos. Son 6 los skaters que se deslizan y saltan frente a mí. Cástor, Shimi, El Niño, Melo, Gonzalo y Emiliano. Utilizan todo el lugar sin desperdiciar absolutamente nada. Todo, absolutamente todo es motivo para ser transformado en obstáculo. Residuos, cambio de color de baldosas, árboles, grietas en el piso, posos, escaleras, barandas, paredes, cajas y cajones. Hasta el cambio de luz a sombra es un simple motivo para hacer de ello un truco y seguir pateando.

El Teatro Argentino, más precisamente la esquina de 51 y 10, es el escenario para Pedro Valenzuela de 58 años de lo que el confirma “-un deporte impresionante y maravilloso” agregando que el hijo hace el mismo deporte y él siempre estuvo “encantado” de que lo practicara. Él y su nieto de 7 años disfrutan del paseo tomándose un tiempo para ver a estos atletas.   
Los lugares por los cuales estos artistas patinan, representan la totalidad de la manzana, pero se centran en esta esquina, donde hay varias escaleras, maceteros una pared aislada y un respiradero. La principal escalera es 7 escalones con  6 barandas.
Debido a las próximas elecciones la parte de arriba esta cerrada con vallas de metal, a metros de conectar con la parte central del teatro, quedándole unos metros de carrera para saltar sobre ella. Los escalones son de un material similar al granito lo que les es perfecto para que deslicen por arriba debido a la textura del material. Tres de las barandas son las mas utilizadas para realizar las maniobras.
Debajo de la escalera principal y en dirección opuesta esta una escalera de diez escalones, el descanso y doce escalones de iguales características. En un lado de ella esta una especie de “bajada”, no se puede saber para que sirve, solo ellos la utilizan.
Sobre la calle 10 casi pegado al cordón se encuentra un respiradero, banco para muchos, pero para ellos es un lugar a superar por el que se deslizan, lo saltan y hacen pruebas. Por otra parte a tres metros del mismo se encuentra una mini “plazoleta” donde dejan sus mochilas y se sientan a descansar.

Sobre la calle 51 pegado al cordón se encuentran los árboles, casi desapercibidos para el resto de la gente, salvo para estos atletas ese cuadrado de tierra entre tanto cemento es un lugar para saltar, superar, superarse y seguir adelante sonriendo y feliz. Así se los ve a todos en esa esquina.     
Santiago Garralda
Foto: Kakaroto

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